viernes, 22 de febrero de 2019

Lobos ibéricos

El lobo ibérico (Canis lupus signatus) es una subespecie de lobo (Canis lupus) endémica de la península ibérica. Es un lobo de tamaño medio; los machos alcanzan hasta 70 cm de altura y 50 kg. El pelaje tiene manchas oscuras en la cola, parte anterior y cruz que han dado nombre a la subespecie. Aunque históricamente se distribuía abundantemente por toda la península ibérica, en 2018 se mantiene con poblaciones relativamente estables al norte del Duero, mientras que al sur su población es frágil y está fragmentada y amenazada, siendo una especie protegida.
Alcanza un tamaño medio, los machos alcanzan entre 130 y 180 cm de longitud, y las hembras entre 130 y 160 cm. La altura de cruz puede llegar a los 70 cm. Los machos adultos pesan generalmente entre 35 y 50 kg, y las hembras pesan de 30 a 40 kg. En movimiento llama la atención el poderío de los cuartos delanteros en relación a la grupa, levemente caída.
Tienen la cabeza grande y maciza, orejas triangulares relativamente pequeñas y ojos oblicuos de color amarillento. El hocico presenta unas manchas blancas en los belfos denominadas «bigoteras».
Su pelaje es heterogéneo, de tal forma que se describen unas franjas longitudinales oscuras o negras cubriendo la parte anterior de sus dos patas delanteras, una mancha oscura a lo largo de la cola, y otra mancha oscura alrededor de la cruz a la que se le conoce como «silla de montar». El conjunto de estas marcas o manchas oscuras, son las que le han dado el nombre «signatus» a esta subespecie de lobo, puesto que signatus en latín significa ‘signado’ o ‘marcado’. Los lobeznos al nacer presentan tonos oscuros uniformes.

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